Hacemos silencio, entrando en nuestro interior.
Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Para reflexionar juntos:
- ¿Solemos ser agradecidos?
- ¿Valoramos lo que tenemos, lo que somos, lo que nos pasa...? ¿Y lo celebramos agradecidos por dentro, en el corazón? (Esto es más que "dar las gracias", es vivir con felicidad todo lo bueno que vamos viviendo)
- ¿A quién te gustaría mostrar tu agradecimiento hoy? No diciendo "gracias" sino comportándonos con alegría con él.
Traemos la vida ante el Señor (Vamos a dar gracias hoy a Dios por lo que queramos, aunque sea algo pequeño, rutinario...)
Sta Mª Eugenia de Jesús, ruega por nosotros.
