Viernes, 25 octubre

SECUNDARIA


Guardamos silencio mientras vamos recuperando la calma y entrando en nuestro interior. 
Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu SantoAMÉN.

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


Algunas preguntas que pueden ayudarnos a reflexionar después de la lectura:


¿Te pasa alguna vez como al fariseo, que te crees mejor que los demás?
¿Cómo te sientes cuando otra persona te mira por "encima del hombro"?
¿Qué es para ti la humildad? ¿Sabes que es una "cura de humildad"?
¿Te has sentido alguna vez mal por algo que has hecho? ¿Cómo eran tus sentimientos?


Recuerda que para Dios, la oración que valió fue la del publicano, no la del fariseo. 

"Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."


Traemos la vida ante el Señor (Compartimos algún pensamiento que nos haya provocado la oración, damos gracias, pedimos ayuda al Señor...)




Seguimos rezando por nuestros misioneros. Que siempre tengan la humildad y la cercanía con Dios que tuvo el publicano.


Sta Mª Eugenia de Jesús, ruega por nosotros.