Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
Un hombre que vivía en un pueblo del interior de la India y nunca había tenido ocasión de contemplar el mar, había instalado con fijeza una idea en su mente: no podía morir sin ver el mar. Para ahorrar algún dinero y poder viajar hasta la costa, tomó otro trabajo además del suyo habitual. Ahorraba todo lo que podía y suspiraba por que llegase el día de estar ante el mar. Fantaseaba sobre lo maravilloso que debía ser el mar e imaginaba muchas cosas respecto a sus cualidades. Fueron años difíciles.
Por fin consiguió ahorrar lo suficiente para hacer el viaje. Tomó un tren que le llevó hasta las cercanías del mar. Se sentía entusiasmado y gozoso. Llegó hasta la playa y observó el fantástico espectáculo. ¡Qué olas tan mansas! ¡Qué agua tan bella! Se acercó hasta la orilla, cogió un poco de agua con la mano y se la llevó a los labios para degustarla. Entonces, desencantado y abatido, pensó: “¡Qué pena que sepa tan mal con lo hermosa que es!”.
Y se sintió muy desilusionado.
Cuando creemos que la vida nos ha fallado, suele ser porque teníamos otro plan. Y es justo ese plan imaginario lo que nos ha fallado, no la vida.
Nos hace daño lo que esperamos que pase y no pasa, no lo que pasa. Nos hace daño lo que esperamos que nos diga alguien y no nos dice, no lo que nos dice. Nos hace daño lo que esperamos de la vida, no la vida.
Cada persona crea su vida a su manera, con lo que quiere, con lo que siente, con lo que es, con lo que puede ser y con lo que Jesús espera de él o de ella.
Pero Jesús a veces tiene planes que nos sorprenden…
Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
Traemos la vida ante el Señor:
Compartimos algún pensamiento que nos haya provocado la oración, damos gracias, pedimos ayuda al Señor...
Dios te salve María...ruega por nosotros.