Buscamos la paz en nosotros mismos. Respira tranquilamente y observa con calma cómo entra en tu cuerpo el aire. Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
A veces le dedicamos mucho tiempo, pensamientos, esfuerzos... a lo que no merece la pena. A discusiones, peleas, envidias... en definitiva a cosas que nos separan, que nos dañan y dañan a otros.
Hace años había una camiseta en la que ponía por delante:
¿Y si se iniciara una guerra...
y por detrás:
y no fuese nadie?
¡Piénsalo! ¿Y si empezara una guerra, una pelea, alguien que empieza a criticar, a "malmeter"... y no le dedicáramos ni atención, ni tiempo, ni esfuerzos, ni creatividad...?
¿Y si le dedicamos todo a todo lo demás y
A LA GUERRA, NADA?