Como cada mañana, hacemos silencio, con calma, respirando tranquilamente... Nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN.
No siempre acertamos con las cosas que decimos. ¿Te ha pasado alguna vez? A veces... es mejor callar, ¿verdad?
También te habrá pasado al revés, ¿te han herido alguna vez con las palabras?
Las palabras, el tono de voz, el momento en el que se dicen... tienen mucho poder. Tanto para hacer el bien como para hacer el mal.
También te habrá pasado al revés, ¿te han herido alguna vez con las palabras?
Las palabras, el tono de voz, el momento en el que se dicen... tienen mucho poder. Tanto para hacer el bien como para hacer el mal.
¿Distingues cuando hay que hablar y cuando hay que mantener el silencio?
AL HABLAR DE ALGUIEN...
Si tus palabras no son mejores que tu silencio... ¡Mejor callar!
Si lo que vas a decir puede doler a alguien... ¡Déjalo...! ¡Mejor callar!
Si lo que vas a decir son rumores, y no estás seguro de que sean ciertos... ¡Olvídalo! ¡Mejor callar!
Si vas a hacer un juicio temerario sin tener suficientes datos para juzgar... ¡Mejor es que te calles!
Las calumnias, mentiras, chismes, insultos... ¡no deberían salir de nuestra boca!
Haz un momento de silencio y de oración personal para intentar distinguir cuáles son esos momentos en los que Dios te pide que intentes callar y en los que te pide hablar.
Sta Mª Eugenia de Jesús, ruega por nosotros.
