Hacemos silencio en la clase y las ideas que nos venga a la cabeza las dejamos fuera; ahora queremos cuidar este momento de oración, de encuentro con uno mismo y de encuentro con Dios.
Comenzamos nuestra oración haciendo la señal de la cruz y diciendo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Todos se preguntaban estupefactos: "¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad." (Mc 1, 22. 27)
Los judíos estaban acostumbrados a las enseñanzas y predicaciones, pero cuando oían a Jesús era diferente. A Jesús las palabras le salían del alma y con ellas tocaba el corazón de mucha gente. Le seguían porque su palabra y vida les abría las ventanas de sus pequeñas vidas. Le escuchaban porque su horizonte vital se ampliaba hasta el infinito. Hoy podemos preguntarnos dónde ponemos nuestra atención y mente y si dejamos que su Palabra nos llegue adentro.
Traemos la vida ante el Señor Compartimos algún pensamiento que nos haya provocado la oración, damos gracias, pedimos ayuda al Señor...
Sta Mª Eugenia de Jesús,
ruega por nosotros.
