Venimos, como cada mañana, con ilusión y con ganas; para empezar el día de otra manera, poniéndonos en presencia del Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. AMÉN.
Adaptación del evangelio (Lc 2, 22-40)
La ley de los judíos decía que un tiempo después de nacer, había que llevar al niño al templo, para presentarlo al Señor. Cuando llegó ese día, María y José, con Jesús en brazos, que todavía era un bebé, lo llevaron al templo. Era algo así como decirle a Dios: «Mira, ponemos a este niño en tus manos, para que cuides de él». Después se volvieron a casa, a su pueblo, Nazaret. Y empezaron a vivir como todas las familias. El niño crecía, jugaba, se iba haciendo más fuerte y siempre estaba curioso por aprender cosas nuevas.
Hoy se celebra el día de la presentación de Jesús en el templo. Era una fiesta importante para la familia que nos recuerda qué importante es ser y sentirnos familia.
La familia y las celebraciones que hacemos con ellas son importantes (los nacimientos, las bodas, los cumpleaños, aniversarios...) ¡Pero no solo las de la familia de sangre! También es importante celebrar y alegrarnos de que todos los cristianos somos una familia. Vamos a celebrarlo esta mañana con una canción muy alegre que seguro que algunos os sabéis:
