Amar sin medida_SECUND_Martes 22 Feb

Hacemos silencio interior, buscamos la calma de este ratito de oración y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre...

Del evangelio de San Lucas 

(Lc 6,27-38)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

REFLEXIÓN:
A menudo nos preguntamos "qué puedo hacer, qué debo hacer". Ser seguidor de Jesús supone cosas muy concretas en nuestra vida. En todo lo que Él enumera y propone siempre es el otro, el prójimo, el que va marcando nuestra respuesta. Desde lo más exigente que es 'amar a los enemigos' hasta 'tratad a los demás como queréis que ellos os traten' Nuestra mirada ha de pasar del 'ombligo' a los lados, a los que caminan a nuestro lado. Las respuestas son concretas: perdonar, no juzgar, bendecir, dar... Todas las respuestas están marcadas por la generosidad. Esa es la medida, dar más, acompañar más. Nada de guardar nada, darlo todo. Y hacerlo sin distinción. Amar sin acepción de personas, amar a los enemigos, a los que no nos aplauden, a los que no están cerca. 
Tres propuestas: poner al prójimo en el centro, servirle con generosidad y no hacer acepción de personas. No es fácil, es Evangelio. No es comprensible por la sociedad, pero cambia la realidad. Muchas veces no es compartido, pero nos acerca a las personas.  

Traemos la vida ante el Señor: pedimos, damos gracias...

SANTA Mª EUGENIA DE JESÚS, 

RUEGA POR NOSOTROS