Hacemos silencio interior, buscamos la calma de este ratito de oración y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre...
¿Te has fijado en el cartel de Manos Unidas de este año? En él, el rostro de una mujer africana se va volviendo invisible poco a poco.
La pandemia del coronavirus ha agravado la desigualdad y el número de personas con hambre aguda está aumentando. Por desgracia, en esos números se esconden rostros de seres humanos que no tenemos tiempo ni de mirar ni de tener presentes. No podemos seguir ignorando la dura realidad que viven millones de personas en el mundo que, cada día, se están volviendo más invisibles y más olvidados a causa de nuestra indiferencia. No querer ver la desigualdad hará invisibles a los más pobres del planeta.
Si no reaccionamos, sin nuestra mirada, atención y apoyo, los más pobres del planeta serán olvidados y se harán invisibles. Que la pobreza y el hambre no sean invisibles depende de ti.