Viernes, 15 de febrero



1.                   Silencio, calma… respiramos.
2.                   Nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

PRIMARIA

Evangelio: SAN LUCAS 6, 17,20-26

En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedentes de toda Judea, de Jerusalén, de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
“Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros cuando os odien los hombres y os excluyan, y os insulten y os proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas”.

Palabra de Dios.

Todos rezamos un Padrenuestro para pedir por los pobres, los hambrientos, los que lloran y  los excluidos.
SECUNDARIA


Evangelio: SAN LUCAS 6, 17,20-26

En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedentes de toda Judea, de Jerusalén, de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
“Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros cuando os odien los hombres y os excluyan, y os insulten y os proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas”.

Palabra de Dios.

Reflexión:
Las Bienaventuranzas revelan el estilo de vida de Jesús y los primeros frutos de la vivencia del Reino de Dios. Ellas canalizan la alegría da seguir a Jesús. La felicidad de la que nos habla la Escritura es profunda y duradera. Jesús proclama que, al responder al amor de Dios incluso en situaciones dolorosas o problemáticas, descubrimos su rostro, lo sentimos cerca y nos fortalecemos, lo que conlleva una felicidad muy grande que inunda nuestra vida. Las Bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de toda persona: Dios nos llama a la felicidad de vivir en plena comunión con él y con nuestros hermanos. Cada Bienaventuranza y todas ellas juntas, nos muestran cómo hacer presente el Reino de Dios a nuestro alrededor y así construir la Civilización del Amor, y a “darle la vuelta al mundo”.