Jueves, 11 de abril

Hacemos silencio y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy vamos a hacer nuestra oración de la mañana con algunas de las últimas palabras que dijo Jesús antes morir. Antes de escucharlas, vamos a rezar juntos:

Ven, Espíritu de Dios.
Abre mis oídos para que escuche tu Palabra,
ilumina mi mente para que la comprenda.
Haz que mi corazón la acoja
y allí se encuentre con lo más profundo de mí.
Deja que me despierte de mis letargos
y convierta mis buenas intenciones
en compromisos decididos.

Palabra de Dios:

«El sumo sacerdote le dijo:
-Por el Dios vivo te conjuro para que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios.
Jesús le respondió:
-Tú lo has dicho.»

El camino de Jesús es paradójico. Muchos podrían pensar que se equivoca. Es fácil pensar que si callara, si eligiera crear menos polémicas, si fuese más prudente, si no hubiera ido a Jerusalén, o si una vez allí, hubiese aceptado la mano que le tiende Pilatos,… entonces habría seguido vivo. Y gracias a eso, podría haber seguido haciendo el bien.

Algunos de sus amigos podría haberle dicho: «¿Qué vas a ganar con eso, Jesús? Solo conseguirás que te maten. ¡Para!»

Pero en su decisión hay una opción muy valiente y hecha con un AMOR inmenso hacia nosotros. Hay una apuesta por la vida, pero no por una vida mediocre, sino por una vida vivida desde la libertad, la justicia y la búsqueda de la verdad. Y no lo estaba haciendo por su vida…¡lo hacía por la tuya! Esto no siempre es fácil entenderlo y mucho menos vivirlo.

También en mi día a día seguramente hay muchos momentos en los que Dios me está llamando en la opción por lo verdadero y lo justo.

· Vamos a hacer un momento de silencio y de oración personal:

¿Hay decisiones exigentes, difíciles, pero que merezcan la pena en tu vida? ¿Cuáles? ¿Por qué?

· Le pedimos juntos a Dios por nuestras necesidades o las de los demás.


Santa Mª Eugenia de Jesús, ruega por nosotros.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.