Los amigos_SECUND_Jueves 16 Junio

Respira con calma, relaja tu cuerpo y tu mente. No te preocupes por nada ahora... Haz silencio un momento... En este silencio nos ponemos en presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN.



La oración esta mañana nos invita a pensar en algo muy importante para nosotros: la amistad.  

Un amigo es una persona que te acompaña. Con él ya no estás tan solo. Los amigos se preocupan por lo que cada uno necesita.

El que exige todo de la amistad, cae en los celos y el aislamiento. Un amigo auténtico te ayuda a realizar lo que significa tu propia vida.   Los amigos de verdad no se abandonan, ni en días buenos, ni en días malos.

Siguen de cerca el uno del otro, en días de alegría y en días de sufrimiento, en ocasiones de fuerza y en ocasiones de debilidad.  

Puedes soportar y aguantar todo si tienes un amigo a tu lado. A pesar de que sólo pueda decirte una palabra o coger tu mano. Un amigo en tu vida es el consuelo más fuerte en cualquier apuro.

Un amigo es verdadera bondad humana a través de la cual sientes una señal de la divina bondad.  No te dejes desanimar. Llega a ser una buena persona, donde estés. Entonces, el trozo de mundo donde vives llegará a ser un trozo mejor.      


Tomado de la Palabra de Dios   

“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”  

ORACIÓN

Gracias, Señor, por tu amistad,   
Gracias, Señor, por el amor de amigo que nos ofreces.   
Gracias, Señor, porque eres siempre fiel.  
Quiero ser capaz de entender tu amistad;  
quiero entender por qué fuiste capaz de hacerte hombre   
para ser amigo del hombre;   
quiero entender tu paciencia en esperar  
un nuevo sí de cada hombre.

Quiero vivir las exigencias de la amistad:  
comprender... antes que ser comprendido;   
deseo de ayudar...  antes que ser ayudado;
deseo de servir... antes que ser servido;
deseo de dar... antes que recibir.   

En el momento de la dificultad,
no permitas que me aleje de ti.
En mis horas de debilidad, sé tú más amigo.   
En los momentos de desaliento, llámame.  
Cuenta, Señor, con mis brazos   
dispuestos para construir una ciudad eterna.

SANTA Mª EUGENIA DE JESÚS,
RUEGA POR NOSOTROS