Ponte cómodo, respira... ve sintiendo la paz que buscamos siempre en el silencio de estos momentos de oración.
Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
Es muy probable que hayas tenido experiencias dolorosas en tu vida. Puede que incluso algunas de ellas te hayan hecho sentir con ganas de rendirte. La soledad te habrá acompañado más de una vez. Pero siempre te has vuelto a levantar. El amor (de otros, de ti mismo, de Dios...) te han ayudado y con perseverancia, te has vuelto a levantar.
Piensa un momento: ¿Cómo te enfrentas a las dificultades que estás viviendo en esta etapa de tu vida?
Traemos la vida ante el Señor: Compartimos algún pensamiento que nos haya provocado la oración, damos gracias, pedimos ayuda al Señor...
Sta Mª Eugenia de Jesús,
ruega por nosotros.
