Ponte cómodo, respira... ve sintiendo la paz que buscamos siempre en el silencio de estos momentos de oración. Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
“El Reino de Dios es como
un hombre que echa una semilla en la tierra. Lo mismo si está dormido como si
está despierto, si es de noche como si es de día, la semilla sin que él sepa
cómo, germina y crece. La tierra por sí misma da el fruto: primero la hierba,
luego la espiga, después el grano gordo en la espiga. Y cuando el fruto está
maduro, el hombre echa la hoz porque es el tiempo de la cosecha."
Todas las buenas acciones, los gestos de amabilidad y generosidad, la ayuda que ofrezcamos... son pequeñas semillas de amor que van a seguir creciendo y creciendo. A veces hasta sin que nosotros nos demos cuenta. Pero siguen creciendo y provocando más amor.
¿Qué semillas de amor se te ocurre que puedes plantar hoy?
Piensa en algo concreto y fácil de llevar a cabo hoy mismo o, como mucho, esta semana.
¡Podemos compartirlo y darnos ideas!
Ponemos después todas estas buenas intenciones en manos de nuestra madre;