Para un momento y deja lo que estés haciendo, incluso en lo que estés pensando. Deja este rato solo para ti y para Dios. Vamos a empezar el día buscando la paz y la calma con las que queremos vivir. Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
Seguro que te has sentido herido alguna vez
¿verdad?
A veces nos hacen daño (queriendo o sin
querer...) y ese sentimiento de dolor se mete en nosotros y hace que no nos
sintamos bien e incluso que no nos portemos bien con los demás... ¿te
suena?
La Cuaresma es un tiempo que nos puede ayudar mucho a "sanar
nuestros corazones rotos". Jesús vino al mundo justo para eso:
para sanar los corazones afligidos.
Traemos la vida ante el Señor: Pensemos situaciones en las que se nos puede "romper el corazón". Podemos compartirlas en voz alta si queremos.
"Sana todos los corazones rotos, Señor"
Padre Nuestro...
ruega por nosotros.
