Hacemos silencio en la clase e individualmente. Nos relajamos... y nos regalamos este momento de oración, de encuentro con uno mismo y con Dios. Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
Mª Eugenia se sentía igual de importante y de responsable con el mundo que los hombres, pero pronto se dio cuenta de que no todo el mundo lo veía como ella.
En la época en la que ella vivía, las niñas no recibían educación (¡no iban al colegio!) y las jóvenes que ella conocía llevaban una vida mucho más superficial que la de los hombres. Ella no se resignaba a que esto fuese así. Todos, hombres y mujeres, eran iguales para Dios. Cada uno tenía una misión en el mundo y el papel de las mujeres era importantísimo para mejorar la sociedad. Ella sabía que quería entregar su vida a Dios y que a Él no le gustaba esta situación...
¿Qué se te habría ocurrido a ti para cambiarla?
Ella pensó que había que hacerlo a través de la educación. Para eso fundó La Asunción, para ayudar a mejorar el mundo mediante la educación de las niñas.
Ayudó (y sigue ayudando) a muchísimas mujeres a entender y a amar el mundo y les ofreció la educación que necesitaban para transformarlo.
Hace mucho tiempo que la Asunción se dedica a lo mismo, pero educando a niños y a niñas, como iguales que son, ayudándoles a descubrir su lugar y su misión en el mundo.
Vamos a rezar hoy por todas las personas que, igual que hizo Mª Eugenia, desde sus tareas cotidianas luchan para que todos, hombres y mujeres, tengamos las mismas oportunidades, los mismos derechos y las mismas responsabilidades.
Traemos la vida ante el Señor: Damos gracias, pedimos ayuda al Señor...
ORACIÓN
María, tú eres nuestra madre,ayúdanos para que nuestra alegría llegue a los que están solos y guía con tu luz a todos los que formamos la Asunción en el mundo.
Dios te salve María...ruega por nosotros.
