Respira... cierra los ojos un momento y nota la paz sencilla y serena que te invade.
Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hoy rezamos con un cuento.
Un día del mes de marzo, hace ya mucho tiempo, un viejo maestro de
escuela llevó globos a su aula y regaló
uno a cada alumno.
A cada uno pidió que pusiera su nombre en el globo que les había
regalado, los dejaran en el suelo y salieran de la clase. El mezcló los globos.
Una vez fuera, les dijo: "Tienen 5 minutos para que cada uno
encuentre el globo que lleva su nombre".
Los alumnos entraron
corriendo a buscar cada uno su globo. Se atropellaban unos a otros. Los globos
revoloteaban con tanto movimiento de los niños.
Se acabaron los 5 minutos y ninguno había podido encontrar el suyo.
El maestro les dijo ahora: "Coged cualquier globo y entregádselo
al dueño del nombre que lleva anotado".
En apenas un par de minutos todos los alumnos ya tenían el suyo en la
mano.
Finalmente, dijo el maestro: "Chicos, los globos son como la
felicidad. Nadie la va a encontrar buscando la suya solamente. En cambio, si
cada uno se preocupa por la del otro, encuentra rápido la que le
pertenece".
¿Qué te hace pensar este cuento?
Vamos a pedirle a Dios por la felicidad de otras personas. Piensa en alguien cercano. Ahora piensa algo que necesite de verdad, que sea importante para su felicidad. Vamos a rezarle a Dios pidiéndoselo.
¿Qué te gustaría pedirle hoy al Señor?
SANTA Mª EUGENIA DE JESÚS,
RUEGA POR NOSOTROS