Ponte cómodo, respira despacio... ve sintiendo la paz que buscamos siempre en el silencio de estos momentos de oración. Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. AMÉN.
Fíjate en la frase de la imagen. ¿Crees de verdad que puede ser la sonrisa un acto revolucionario?
LA SONRISA
No cuesta nada pero vale mucho.
Enriquece al que la recibe
y no empobrece al que la da.
Puede durar un instante
y en tu memoria quedar para siempre.
Nadie es tan rico
que pueda prescindir de ella,
ni tan pobre que no pueda darla.
Sin embargo, no puede ser comprada,
mendigada, robada,
porque no existe hasta que se da.
Si en cualquier momento ves que
quien está a tu lado no puede sonreír,
¿quieres darle tú una sonrisa?
Porque nadie necesita tanto una sonrisa
como los que no tienen una
para dar a los demás.
Cierra los ojos un momento...
Piensa en una sonrisa que te haya gustado mucho, una sonrisa que haya calado en ti...
Retenla en tu mente un momento, nota el efecto que produce en ti recordarla...
A menudo es muy fácil hacer sentir bien a los demás, ¿verdad? A veces basta una sonrisa. ¿A quién vas a sonreír hoy?
Padre nuestro...
SANTA MARÍA EUGENIA DE JESÚS, RUEGA POR NOSOTROS