Es más fácil pensar que Dios viene a castigar a los malos, pensar que mira con buenos ojos a los que le hacen caso y se enfada con los que no. Es decir, es más fácil pensar que Dios es como nosotros, reacciona como nosotros, razona como nosotros. Pero Él está muy por encima de nuestras ideas y sentimientos. O mejor dicho, Dios está mucho más “dentro”. Tenemos que pararnos, permitirnos sentirlo y dejar que su amor nos repare. Como hizo este joven que comparte con nosotros su oración.
ORACIÓN de un joven de 15 años
Señor, cuando me siento mal, perdido... me pregunto qué me puedes ofrecer. ¿Qué me puedes ofrecer que calme este dolor que siento por dentro?
Hazme comprender que lo que puedo sentir junto a Tí no es posible verlo ni en mis mejores sueños, hazme comprender que lo que me pasa contigo cura hasta la herida más profunda.
Ayúdame a encontrar tu camino y a hacerlo mío. Quiero ir por donde Tú vas, ser como Tú dices. Ayúdame a experimentar tu amor y a vivirlo con mis hermanos. Ayúdame a sentir tu corazón y que se conmueva el mío.
Amén