Buscamos ese silencio que nos conecta con nuestro interior, nos ponemos en una postura que nos ayude … Nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vamos a pensar sobre esto con un cuento:
Un día el viento desafió al sol a competir para saber cuál de los dos era el más fuerte.
—Te demostraré que tengo más fuerza que tú. Mira cómo le quito el sombrero a ese hombre que está ahí.
El viento empezó a soplar cada vez más fuerte. El hombre sostuvo con la mano el sombrero hasta que la ráfaga pasó, porque el viento se cansó de soplar.
A continuación, el sol comenzó a proyectar sus cálidos rayos sobre el rostro del hombre que reconfortado se sacó el sombrero. El viento, enojado, le preguntó cómo lo consiguió.
—En vez de usar la fuerza, querido amigo viento, usa la calidez y lograrás tu objetivo —respondió el sol.
Traemos la vida ante el Señor: ¿Qué te ha hecho pensar esta oración? ¿Cómo te gusta que te traten? ¿Cómo quieres tratar a los demás?
Sta Mª Eugenia de Jesús,