La muerte de Jesús no fue fruto de casualidades. Fue consecuencia de una vida de Amor pleno a Dios y a los hermanos. Jesús no sufrió y murió en la cruz "porque sí". Lo hizo por nosotros, para que conociéramos a Dios y sus planes de felicidad para nuestra vida. Por eso es bueno rezar ante la cruz en estos días y recordar agradecidos su entrega y su amor por nosotros.
Rezamos esta mañana tan próxima a la Semana Santa con un poema a Jesús en la Cruz.
SONETO A CRISTO CRUCIFICADO
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me
mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme,
en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me
tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.