¿Por qué lloras? (TEATRO)_PRIM_Miércoles20Abril

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Hacemos un momento de silencio y calma, con tranquilidad, para disponernos a empezar el día en manos de Dios. Nos ponemos en PRESENCIA DEL SEÑOR, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN.

NOTA PARA EL PROFESOR/A: Necesitamos cuatro lectores, para leer el evangelio de forma dialogada (teatral). En los primeros cursos, o para agilizarlo, puede ser mejor que el narrador sea el profesor. El profesor hace las reflexiones, dialogando con libertad con los alumnos.

Introducción:
Pensad en alguien a quien queráis mucho ¡muchísimo! En alguien que os haga sentir bien, que os ayude siempre, que os quiera y sepa sacar lo mejor de vosotros mismos...
María Magdalena amaba así a Jesús. Ella no tenía una vida feliz antes de conocerle, había "metido la pata" muchas veces y tenía mucho dolor por dentro. Un dolor que no la dejaba ser como ella quería. Pero Jesús le había enseñado a creer en sí misma. Él la miraba como a una persona buena y bella. Su mirada la reparaba, le daba fuerzas y le hacía ser ella misma. Todos los demás la despreciaban, pero Él no. Él era diferente. Y de repente... él murió. ¿Os imagináis cómo estaría? La mañana posterior a su muerte no dejaba de llorar, desesperada. ¿Qué podía hacer ahora? Todo lo que amaba estaba perdido, todo el sentido de su vida estaba enterrado detrás de aquella enorme piedra que tapaba el sepulcro. ¿Queréis saber lo que pasó entonces? Van a contárnoslo estos compañeros.


Evangelio teatralizado:

NARRADOR/A: Después de que María Magdalena encontrara el sepulcro abierto y vacío, avisó a los discípulos y fueron corriendo a verlo. Aún no entendían lo que había pasado. Los discípulos se volvieron a casa, pero María Magdalena se quedó allí, frente al sepulcro, fuera, llorando sin consuelo. Llorosa vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús.
ÁNGEL: Mujer, ¿por qué lloras?
Mª MAGDALENA: Porque se han llevado a mi señor y no sé dónde lo han puesto.
NARRADOR: Al decir eso, se dio media vuelta y vio a Jesús de pie; pero no lo reconoció. Entonces, Jesús le habló. 
JESÚS: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
NARRADOR/A: Ella, que seguía llorando, pensó que era el hombre que cuidaba del huerto que había allí, y le pidió algo.
Mª MAGDALENA: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.
NARRADOR: Entonces Jesús dice solo una palabra. ¿Sabéis cual? Dijo su nombre.
JESÚS: ¡María!
NARRADOR/A: Ella lo reconoció en cuanto escuchó su nombre en la labios de Jesús y exclamó:
Mª MAGDALENA: ¡Maestro!
NARRADOR/A: ¿Os imagináis cómo se sentiría Mª Magdalena? Quiso abrazar a Jesús, pero él le pidió que la soltara, pues aún no había subido al Padre, le dijo. Entonces le pidió que le contara a los demás que estaba vivo, que lo había visto y, llena de alegría, eso fue justo lo que hizo Mª Magdalena.


Reflexión:
Cuando el ángel le preguntó a María por qué lloraba, ella no se dio cuenta se nada... cuando se lo preguntó Jesús ¡ni siquiera lo reconoció! Estaba tan triste... que no podía ver nada más. ¿Nos pasa eso alguna vez a nosotros? ¿Que estemos tan tristes, enfadados o dolidos... que no seamos capaces de escuchar que Dios nos está llamando por nuestro nombre para ofrecernos la VIDA, para hacernos felices? ¿Qué crees que tendríamos que hacer en esos momentos para que nuestro malestar no nos impida ver a Dios?

Oración: Vamos a pedirle al Señor que todos sepamos verlo en nuestra vida, aún en los malos momentos. Padre nuestro...

Sta Mª Eugenia de Jesús, ruega por nosotros.