Buscamos silencio "por dentro y por fuera"... respetamos este momento de paz, de calma... y nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN
¡Se acerca el día de Pentecostés! La fiesta del Espíritu Santo.
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo"
El Espíritu, memoria del Resucitado, está por todos lados. No estamos huérfanos, sino en la mejor de las compañías. Así es el Espíritu, con su suavidad, entra en nuestra escena cotidiana y nos eleva con su empuje, con su altura de miras.
Rezamos juntos, despacio, esta oración:
Espíritu y Vida Nueva
que llenas los corazones
de esperanzas e ilusiones
que en el Amor se renuevan.
Infúndenos tu confianza
para caminar seguros
por caminos de Amor puro
por senderos de esperanza.
Para predicar el Reino
que se realiza en tu seno,
el Amor de un Padre bueno
que nos da su Amor Eterno.
Para anunciar la llegada
de la gracia que se entrega,
el fin de una larga espera,
la humanidad ya lograda.
Para anunciar la esperanza
donde vemos ojos tristes
pues sabemos que viniste
a fundar nuestra confianza.
Traemos la vida ante el Señor: ¿Qué situación querrías poner en manos del Espíritu Santo, para que Él la acompañe, con la fuerza de su amor?
SANTA MARÍA EUGENIA DE JESÚS,
RUEGA POR NOSOTROS